Después de 206 días de angustia y una incansable lucha por exigir su regreso, familiares, el Komite Pejy Tyotk y organizaciones acompañantes confirmaron lo dicho por el Fiscal General del Estado de Oaxaca, Bernardo Rodríguez Alamilla, sobre el hallazgo de Sandra Estéfana Domínguez Martínez, defensora de derechos humanos y mujer ayuuk. Sin embargo, señalaron con dolor que no fue el final que soñaban: Sandra ya está en casa, pero sin vida.
En un comunicado conjunto, lamentaron que Sandra no solo fue víctima de un sistema de violencia e impunidad, sino que también será recordada como una defensora incansable de los derechos de su pueblo y de las mujeres indígenas. “Nunca dudó en acompañar, sostener y alzar la voz donde otros callaban. Su lucha no era solo desde las palabras, sino desde actos de amor, solidaridad y coraje”, expresó su hermana.
Recordaron que Sandra denunció con valentía la participación de funcionarios locales y estatales en grupos de WhatsApp donde se difundían imágenes de mujeres indígenas en situaciones de vulnerabilidad, lo que la expuso a graves riesgos.
Las familias y organizaciones agradecieron a quienes acompañaron la búsqueda, entre ellos a la diputada Martha Aracely Cruz Jiménez, a Consorcio Oaxaca, a la Corriente del Pueblo Sol Rojo, a autoridades locales de San Isidro Huayapam, a las comunidades mixes, colectivas, organizaciones de derechos humanos, así como a medios estatales, nacionales e internacionales.
También reconocieron el esfuerzo colaborativo entre el CNI, CONASE, SEDENA, MARINA y la Fiscalía General del Estado de Oaxaca (FGO), cuya coordinación hizo posible el hallazgo.
Sin embargo, señalaron que el caso de Sandra refleja la dura realidad de las desapariciones en México. «Sin la exigencia de la sociedad, no hay compromiso real del Estado. La omisión institucional también mata. La indiferencia es otra forma de violencia», denunciaron.
Finalmente, reiteraron su exigencia de un compromiso verdadero para prevenir, atender y erradicar las desapariciones, con acciones efectivas, con perspectiva de género y enfoque de derechos humanos. «Mientras haya una voz que grite su nombre, mientras haya un corazón que los espere, siempre habrá esperanza», concluyeron.